Revista
Tiempo Latinoamericano

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Editorial (Noviembre de 2018)

Interpelaciones de la comunidad martirial

Revista nº104 (Cliquee para ver/descargar)Tiempo Latinoamericano celebra la beatificación de mons. Angelelli, el laico Wenceslao Pedernera y los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos Murias; y esa es la convocatoria para el 27 de abril de 2019 en La Rioja.

Nuestras páginas desde sus inicios en 1982 levantaron el testimonio evangélico de los mártires riojanos, como el de tantas otros y otras con nombres y lugares concretos de la ancha y profunda geografía latinoamericana.

El reconocimiento del papa Francisco, después de un largo y difícil camino eclesial, institucionaliza lo que desde aquellos días de julio y agosto de 1976 se extendió como certeza y se vivió como esperanza de una siembra capaz de resucitar en nuevos testimonios de compromiso con la realidad social, cultural y política, especialmente con los oprimidos y descartados del sistema salvaje de exclusión capitalista que padecemos como nación y continente latinoamericano. Sellaron “con su sangre –ha dicho ahora el episcopado argentino– su compromiso por la paz, la justicia y la dignidad integral de la persona humana, por amor a Dios y a los pobres, en plena coherencia con el evangelio”.

En un escenario repleto de contradicciones, valoramos la palabra institucional de la iglesia católica argentina que rompe con el silencio demasiado prolongado que mantuvieron las máximas jerarquías eclesiásticas. Lo hacemos también en reivindicación de aquella minoría episcopal y de las comunidades que desde 1983, y antes, reclamaron memoria, verdad y justicia para estas víctimas del terrorismo de estado.

Este es el sentido de la memoria que reivindicamos. La beatificación de los mártires no es sólo reivindicación de historias de fidelidad al pueblo y al evangelio. es principalmente desafío e interpelación en el durísimo presente que debemos soportar, de un modo más cruel para las mayorías víctimas de las políticas que incentivan la acumulación de la minoría usufructuadora del estado engrosando sus riquezas y condenando a la miseria a grandes franjas sociales.

La apertura de corazón y pensamiento que nos reclama la realidad de hoy requiere de fidelidad al evangelio pero bien pegados al pueblo concreto de cada lugar. No sólo acompañando sus esfuerzos de organización para la sobrevivencia, sino en las nuevas experiencias de disputas sociales y políticas que deberán emerger desde esas prácticas de solidaridad en los caminos de liberación que paso a paso se abrirán ante lo que a veces se nos presenta como un enorme, inevitable e invencible monstruo que nos aplasta no sólo aquí, sino a nivel mundial. Por cierto que presentándose con los variados y atractivos rostros de globos y colores, que penetran los poros de la sensibilidad popular.

Las reflexiones sobre “Democracia y nuevas formas de la política”, que ofrecemos en el Dossier quieren aportar en la búsqueda colectiva que necesita comprender las nuevas realidades para no repetir consignas desactualizadas. Advertencia que no debe confundirse con renegar de las perennes motivaciones y los análisis consecuentes sobre las raíces de los padecimientos sociales, que ocasionan muertes y vulneración de los derechos elementales de la humanidad y de la casa común que habitamos.

El martirio “con acento riojano” nos hace ver “un camino comunitario... en contra de la tendencia al individualismo consumista que termina aislándonos en la búsqueda del bienestar al margen de los demás”, ha dicho el papa Francisco. Y en esto reside la fe como “signo de contradicción” que el obispo angelelli predicaba en 1974. así debe explicarse la ola de reacciones adversas de quienes se reivindican “católicos” u “obispos eméritos”. Expresiones que no sólo cuestionan la fidelidad de una porción de iglesia martirizada sino la decisión del papa Francisco, como tiro por elevación por la importante referencia mundial de sus acciones y palabras cuestionadoras del desorden establecido.

No son ingenuidades. Saben que algún efecto provocan, especialmente en ámbitos que desde una equivocada percepción de la armonía social, acaban negando los conflictos planteados por las realidades de injusticias que atentan contra la paz. Y con ello contribuyen al inmovilismo y al descompromiso por temor a quedar involucrados con las vicisitudes más difíciles que con frecuencia deben soportar los más abandonados, los que están en el subsuelo de la sociedad. Los eternos y renovados defensores de la “civilización occidental y cristiana” generan estados de violencia con el anticuerpo de la paz de los cementerios, imprescindible para incrementar sus beneficios sectoriales.

La apuesta de Tiempo Latinoamericano es, como desde su creación, “con un oído en el evangelio y otro en el pueblo”. En el camino esperanzado de “Justicia y paz” -del escudo episcopal de mons. Angelelli- hoy nos sentimos provocados y convocados por la comunidad martirial riojana. Y deseamos contagiar esta alegre esperanza.

Equipo Tiempo Latinoamericano