Revista
Tiempo Latinoamericano

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Editorial (Julio de 2023)

"Resurrecciones"

Revista nº111 (Cliquee para ver/descargar)

"Cuando se asume el papel ‘piadoso’ de ‘defensor de la fe’, se lo hace para tapar la sangre de tanto sufrimiento de nuestro pueblo. Cuando los templos de Dios, que son nuestros hermanos, son profanados por toda clase de humillación y vejámenes, la Iglesia no puede quedar callada. Debe jugarse hasta las últimas consecuencias. El Evangelio no puede ser para los cristianos un adorno o un refugio piadoso o enajenante, sino compromiso con la vida”. (E. Angelelli, reportaje, El Cronista Comercial, Bs. As, 1973)

En este 2023 nos provoca a la resurrección. Se cumplen 100 años del natalicio de nuestro mártir beato Enrique Angelelli. Y su vida, su testimonio nos contagia y exige “seguir andando, nomás!”. Un camino, que como todos tiene carriles llanos, rectos y sinuosos. Los 40 años de democracia también expresan resurrecciones populares, después de años de padecimientos y crucifixiones. Nada distintos en la vida de los pueblos. Muertes y resurrecciones. El proceso pascual para seguir andando. El 24 de marzo es evocado como día de la memoria, la verdad y la justicia. No como feriado estático. Sino provocación a las resurrecciones: que es resurgir, reanimarse, levantarse, restablecerse y caminar. San Romero de América, también un 24 de marzo reinició este andar en el pueblo latinoamericano.

Al cumplirse 20 de las excavaciones de los enterramientos clandestinos, en el Memorial de los Desaparecidos que se construyó sobre aquellas fosas, en el Cementerio San Vicente – Córdoba, hicimos presente no sólo la identidad recuperada que pretendió enterrarse para que se borrara como NN, sino la identidad de proyectos inconclusos que necesitan resurgir y reanimarse con nuevos protagonismos en nuevas realidades que demandan las injusticias y opresiones de hoy. La memoria ayuda a reemprender la marcha cargando las propias historias, aprendiendo de lo recorrido para responder mejor a los nuevos desafíos. La experiencia como pueblo de estos 40 años de democracia nos impone dejar de lado lo que obstruye la justicia social y apostar a la democratización en todos los aspectos de la vida cotidiana.

El paso pascual de muerte y resurrección exige pisar la realidad, para verificarlo en cada circunstancia de la vida personal y social. No existen marchas ascendentes inexorables. El vaivén de la historia reclama nuestro compromiso para extender la calidad de la convivencia social y hacerla fraterna, solidaria y justa. A veces la cuesta está empinada y requiere mayor esfuerzo. La mejor es afrontarlo en comunidad, con la participación organizada de todas y todos. Congeniando intereses, preocupaciones, búsquedas… sabiendo que en todo terreno habrá disputas con quienes prefieren encerrarse en sus propios privilegios, muchas veces escudados en argumentos religiosos, “para tapar la sangre de tanto ufrimiento de nuestro pueblo”, decía nuestro obispo mártir. “El Evangelio no puede ser para los cristianos un adorno o un refugio piadoso o enajenante, sino compromiso con la vida”.

Nuestros 40 años como Revista TIEMPO LATINOAMERICANO fue ocasión de encuentro y reencuentros; memorias y afectos. Celebramos los pasos dados en 40 años, con el propósito de seguir en el largo camino del pueblo – al decir de nuestros amigos Sandro Gallazzi y Ana María Rizzante – apostando a la “tierra sin males”. Marchas fatigosas a veces porque los nubarrones impiden ver los mejores horizontes. Pero es justamente allí, cuando más se necesita amplitud de miras para abarcar a quienes necesitamos en el mismo camino, sin mezquindades odiosas. Ampliar la democracia y extenderla en la vida concreta de las mayorías. Nada de esto llueve del cielo. Es el mismo protagonismo popular el que debe ejercerse tanto en el voto, como en otras instancias de participación. Y cuando se levanten muros para impedirlo, será necesaria más fuerza y organización para resistir los poderosos embates de quienes cuentan con recursos para hacerlo.

Los 10 años de la elección del Papa Francisco invitaron a recorrer sus mensajes, muy a tono con nuestra realidad, también como preparación a la visita al país del año próximo: “La mejor manera de dominar y de avanzar sin límites es sembrar la desesperanza y suscitar la desconfianza constante, aún disfrazada detrás de la defensa de algunos valores. Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar.” (FT,15). “La injusticia es la raíz perversa de la pobreza. El grito de los pobres es cada vez más fuerte pero también menos escuchado…sofocado por el estruendo de unos pocos ricos, que son cada vez menos pero más ricos”. (Homilía, 18/11/2018, Roma). Sin paños fríos…la dura realidad que en muchos sectores eclesiásticos no se quiere asumir por especulaciones o conveniencias. Como si el magisterio de Francisco no hubiese logrado conmover a la propia grey. “Los pobres están en el centro del Evangelio, son el corazón del Evangelio” (Manila, 16/01/2015).

Fortalecer la democracia, como desafío en estos 40 años, no es anquilosar sus instituciones republicanas, muchas veces usadas en contra de los más pobres, favoreciendo los intereses de los enriquecidos; para utilizar a su favor lo que debiera ser para todos, si la independencia de los poderes institucionales no fuese vulnerada

uisiéramos contribuir a desterrar la hipocresía de los dobles discursos que apañan las situaciones ofensivas a la condición humana, al lacerarse la vida de los empobrecidos. Discursos engañosos, promesas de campaña, mensajes dañinos, apelaciones a consensos, palabras oportunistas para aparentar la conformidad de todos, pero sin que modifiquen para bien la calidad de vida de los pobres. Apostamos a la democracia que incluye a todas y todos. Mientras a las mayorías empobrecidas se les impida, con miles artilugios, ingresar a los espacios de participación y debate nuestra democracia será una caricatura. Mejorar el sistema de representación y modificar métodos electorales también son desafíos para fomentar la credibilidad en las bondades de la política. Los únicos que ganan con su desprestigio, por componendas o corrupciones, son los que ya tienen asegurado el poder por sus condiciones económicas privilegiadas.

Hacemos estas apuestas, convencidos que no apuntamos a lo imposible. Los 40 años de democracia, con sus idas y venidas, nos dicen que es posible. Por eso hablamos de resurrecciones, de pasos hacia la vida mejorada en estos 40 años. Todavía falta bastante. Pero esos pasos hacia adelante animan la marcha.

Desde nuestra inspiración cristiana nos animamos a repetir con nuestro Obispo mártir y beato Enrique Angelelli: “Cuando los templos de Dios, que son nuestros hermanos, son profanados por toda clase de humillación y vejámenes, la Iglesia no puede quedar callada. Debe jugarse hasta las últimas consecuencias.”

Equipo Tiempo Latinoamericano