Editorial (Agosto de 2004)
"Caminar con el ritmo que nos exigen los tiempos en que vivimos"
A 28 años del martirio del Obispo Enrique Angelelli, cuando desde su misma Iglesia se quiere borrar una historia de compromiso y de martirio, se levanta su voz para alentarnos de que no podemos detenernos, ni menos retroceder. “Hay que seguir andando, nomás”.
Hace más de 40 años un humilde campesino venido a Papa abría las puertas convocando a desempolvar el rostro de Cristo, desfigurado en tantas historias de privilegios, soberbias, complicidades, silencios y ataduras que significaron una traición al mandato de evangelizar a los pobres. El Concilio Vaticano II daba a luz una nueva forma de ser y vivir como Iglesia, es decir como asamblea de los identificados con la palabra y el testimonio de Jesús.
Por eso el obispo Angelelli, que asumió ante el Papa Pablo VI el compromiso de ser Obispo del Concilio, decía que como exigencia para la vida concreta era necesario “convertirse al evangelio”.
Atrás quedaba –en palabras de Enrique Angelelli– “una iglesia asfixiante, cerrada, clerical, ritualista, desconectada del pueblo y comprometida con los grandes, los ricos, los señores del mundo. Demasiado apegada a la ley, al canon, a la norma” (Diciembre de 1965).
Por eso “caminar con el ritmo que nos exigen los tiempos en que vivimos” es tener en claro que “hemos de dilatar las pupilas de nuestros ojos para ver, experimentar, sentirnos actores, de que algo nuevo está sucediendo en el mundo”, como decía nuestro mártir al finalizar el Concilio.
Significa “poner el oído en el pueblo”, sujeto de la historia y sentido de nuestro compromiso.
Significa mirar hacia adelante, con las puertas abiertas y sacudidas por los vientos del Espíritu.
Significa leer la realidad tal cual es, sin los anteojos deformantes de las conveniencias egoístas o corporativas, para responder en una acción eficaz a sus requerimientos y urgencias.
Significa reconocer que no somos el centro del mundo ni los poseedores absolutos de la verdad sino “portadores de un tesoro en vasija de barro” destinado a colocar a los pobres en el centro de la mesa.
Significa aceptar que en el camino nos encontramos con muchos que son desconocidos, con las mayorías que son empobrecidas, con tantos que son discriminados, con otros que son diferentes… Y al ritmo de todos ellos debemos caminar. No al revés. “El ritmo de los tiempos en que vivimos”.
Y los “los tiempos en que vivimos” es la realidad que sufrimos o protagonizamos como pueblo: la inseguridad social que padecen las mayorías, a causa de la distribución desigual de la riqueza, mientras los grupos poderosos intentan arremeter levantando viejos fantasmas, judicializando la protesta social, criminalizando la pobreza o condenando a los niños y a los jóvenes a vivir sin futuro.
Por eso la convocatoria al Encuentro de Reflexión, en el 28 aniversario del martirio de Enrique Angelelli, es a “CONOCER LA REALLIDAD PARA SU TRANSFORMACIÓN COLECTIVA”. No un conocimiento que quede reducido a los libros, sino capaz de empujarnos a modificar de raíz las causas que mantienen situaciones de escandalosos privilegios y lacerantes necesidades.
“Es hora de actuar, pero para esto es necesario meditar antes, pensar, dialogar, buscar juntos, ser hombres de Fe, de Esperanza, de Caridad”. Era la recomendación de Angelelli al despedirse de Roma en aquel verano del 65, cuando la misión era “actuar” el Concilio, un modo nuevo de hacer realidad la misma y antigua “Buena Noticia” a los pobres, que en su caso –como el de tantos otros en nuestra sufrida Latinoamérica– le costaría el martirio.
Porque es parte del conocimiento de la realidad admitir también la tensión permanente entre la misión ineludible y el conflicto de intereses inserto en la sociedad, que acarrea la persecución, sino se acrisolan las bases de una auténtica democracia.
Desde la memoria que revitalizamos cada 4 de agosto, nos alienta el testimonio de Enrique Angelelli: Conoció la realidad de su pueblo, tanto desde el análisis comunitario como recorriendo palmo a palmo los caminos riojanos en camioneta, a caballo o en mula, como le informaba el Papa en 1974. Reflexión y acción para hacer realidad el nuevo modelo de Iglesia definido en el Concilio. El mismo que hoy se quiere negar haciendo retroceder la historia, restaurando el autoritarismo y “escondiendo el Evangelio debajo de la cama”, como decía nuestro mártir.
Desde la Fe rescatamos la memoria de nuestros mártires en su lucha por la Justicia, porque nos impulsa y anima en el compromiso cotidiano por construir la nueva sociedad, como anticipo de Reino de Dios.
Equipo Tiempo Latinoamericano
Índice (Cliquee sobre cada título para ver su correspondiente archivo pdf)
"Caminar con el ritmo que nos exigen los tiempos en que vivimos"
Los desestabilizadores y sus fantasmas
Iglesia y Sociedad. Sin Tapujos
Curso Taller de Biblia / CTL. Metodología de Lectura Popular de la Biblia
Río Cuarto, Córdoba. Pastoral Universitaria
Tesis Doctoral sobre Angelelli
A 30 años. Informe "Ad Limina" 1974
Situación penal de los Jóvenes en Córdoba
Ecuador. IIº Cumbre continental de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas de Abya Yala
Derecho Laboral. Irrenunciabilidad de los derechos laborales
Apuntes para el documento sobre Seguridad de la Mesa de Trabajo por los DD.HH.
Córdoba. Villa La Maternidad. Estas paredes no se van...
Seminario de Formación Teológica. Camino a Iguazú
Córdoba/CTL. Encuentro en memoria de Carlitos Fugante
martirologio cordobés. DESDE LA FE, TESTIGOS DE LA LUCHA POR LA JUSTICIA
En el 28º Aniversario del Martirio de Mons. Angelelli. Semana de Homenajes