Revista
Tiempo Latinoamericano

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Editorial (Noviembre de 1995)

En la Argentina de hoy... Se violan los Derechos Humanos

Revista nº52 (Cliquee para ver/descargar)Los Derechos Humanos son violados hoy, a cada momento, en esta Argentina democrática, afectando cada vez más la vida de los argentinos.

-El incremento de la desocupación hasta límites que han superado los pronósticos oficiales.

-El deterioro o directamente la falta total de atención de la salud, agudizada por la permanente y deliberada caída del sistema solidario de obras sociales y el abandono de los hospitales públicos.

-La caída de la educación, cada vez con menos presupuesto y sin que ningún estamento estatal quiera hacerse cargo (ni nacional, ni provincial, ni municipal).

-El monstruoso déficit habitacional, donde la ausencia de una política estatal de vivienda junto a la reducción de poder adquisitivo, ha obligado a miles de familias a refugiarse en asentamientos o villas miserias.

-La destrucción del sistema previsional, con jubilados obligados a vivir en permanente movilización para exigir el pago de haberes atrasados, al igual que la mayoría de los empleados estatales en todas las provincias, donde va creciendo el nivel de conflicto social; y los estados responden con un incremento del pertrechamiento de las fuerzas policiales, que hace preveer un espiral creciente de represión.

-El aumento de los casos de “gatillo fácil”, como respuesta al crecimiento de la violencia social, que aumenta los niveles de represión principalmente a los jóvenes, con el absoluto desprecio al derecho a la vida, al amparo de una Justicia que en general ha dejado caer la venda de sus ojos para favorecer la impunidad de los violadores.

Próximos al Día Internacional de los Derechos Humanos, vale la pena refrescar en la memoria esta permanente violación de los derechos humanos en nuestra realidad concreta.

Al genocidio de la dictadura que tantas vidas humanas se llevó, le sigue hoy, en perfecta y lógica continuidad, el genocidio social que provoca la implementación de una política neoliberal y conservadora, que mata literalmente a miles de argentinos.

El Estado ha abandonado su rol de velar por el bien común para transformarse en instrumento de acumulación de los reducidos pero poderosos grupos económicos y de una clase dirigente que le sirve fielmente.

“Hacer casas dignas para tantos que son tus hijos” (Angelelli)

Como reacción obligada surgen, con grandes esfuerzos de organización y carentes de recursos económicos, un sinnúmero de organizaciones sociales y comunitarias que a través de la autogestión buscan respuesta a los diversos problemas que afligen a la comunidad, asumiendo en los hechos la defensa de los derechos humanos.

No es fácil para estas organizaciones del pueblo lograr abrirse camino y sobrevivir en un contexto general adverso. Sin embargo vale la pena rescatar estas acciones comunitarias, que mantienen viva la lucha por la vida y el ejercicio de la solidaridad. Como decían los Obispos Latinoamericanos en Medellín (1968): “no basta la denuncia de la injusticia, se necesitan acciones en favor de la justicia”.

Por eso nos ha parecido emblemático destacar la acción de la Iglesia de Quilmes, con su Obispo Jorge Novak a la cabeza, reconocido por su actitud profética en la lucha por los derechos humanos durante la dictadura militar.

Y que hoy continúa siendo un testimonio en la acción concreta de acompañamiento a las miles de familias, que en estos años de democracia, acuciados por la necesidad se han lanzado organizadamente a procurarse un poco de tierra para levantar sus viviendas.

Si la detención de tres sacerdotes y un abogado en Quilmes sirvió para instalar en la sociedad, a modo de denuncia profética, la situación de marginación de 150 familias, reconocemos en este hecho un servicio eficaz de la Iglesia Quilmeña, que a la par de su acción concreta en apoyar la construcción de viviendas, sirve para rescatar también tantos otros esfuerzos que se realizan en barrios y pueblos de las distintas provincias argentinas.

Es también la contracara de la pasividad de otros sectores de la sociedad, donde no queda excluida la Iglesia institucional, que gozando de mayor poder y recursos, olvidan la obligación primordial de atender las necesidades de los más pobres.

Destacar la positiva actuación de las organizaciones de la sociedad civil, es también llamar la atención sobre la necesidad de articular esfuerzos y recursos, dar importancia a las formas y métodos del trabajo popular para una mayor eficacia en el servicio. Que incluye la importancia de la capacitación, para ser agentes protagónicos del destino común y reconocerse como sujetos activos en la solución de los propios problemas; que es el modo de construir una historia diferente en una sociedad respetuosa de los Derechos Humanos.

Equipo Tiempo Latinoamericano